Sofía Micaela Catán falleció este domingo 11 de abril, después de permanecer una semana internada en grave estado en el hospital regional Ramón Carrillo a causa de quemaduras que afectaron la mitad de su cuerpo. Las se produjeron una semana atrás en un episodio todavía no esclarecido, cuando se encontraba con su pareja en su precaria vivienda del barrio Santa Rosa. Diversas organizaciones reclamaron a la justicia que aplique una “perspectiva de género” e investigue la causa como un transfemicidio. En Buenos Aires ya la justicia marcó un antecedente en el caso de Celeste Sequeira al tomar esa figura.

 

Hasta ahora la principal hipótesis que maneja la fiscal Celia Mussi era que Micaela se infligió las heridas al prenderse fuego o quemarse mientras se bañaba. Es decir, de forma accidental. Tal es así que su pareja, Orellana, se presentó en la Comisaría Décima y, luego de dar esa versión a la fiscal, continuó en libertad. Para eso aguarda la pericia forense en la que espera que se determine la mecánica de las quemaduras que alcanzaron un 50% de su cuerpo. Pero también será clave determinar cómo aspiró el humo que afectó sus vías respiratorias.

 

Micaela tenía 22 años y se había unido al colectivo de ATTA-Divas, aunque nunca había revelado ser víctima de maltratos y violencia por parte de su pareja, lo que salió a la luz tras el incidente por testimonio de su madre y de vecinos. “Será por el miedo o porque le podían llegar a decir algo, pero nos enteramos por la familia que ella recibía violencia de parte de Orellana, sobre todo cuando consumía bebidas y sustancias”, señaló Rubí Gómez, referente de la organización.

 

“Esto pasó el sábado 3 de abril a la noche cuando estaban consumiendo bebidas y seguramente se pusieron a pelear y terminó en esta situación: con el 50% de su cuerpo quemado y afectadas las vías respiratorias”, explicó Gómez.

 

ATTA-Divas indica que en los últimos tiempos de pandemia “se potenció la violencia hacia la población trans”. También indicó que a la madre de Micaela “no le quisieron recibir la denuncia” contra su pareja por las graves lesiones que sufrió, y recién después de insistir se la tomaron. Algo que es frecuente en las comisarías santiagueñas en casos de violencia de género o desapariciones.

 

“Si Orellana no tuvo nada que ver estaría acompañándola a la familia y a Mica en esta situación: evidentemente algo tiene que ver. Y la familia apunta directamente a él como autor de esta situación”, aseveró Rubí Gómez. Ahora el reclamo de esclarecimiento será más fuerte.