La detención de Claudio Acosta, por la brutal golpiza a su pareja, motivó el repudio hacia el folclorista por parte de la Asociación de Música de Mujeres Santiago del Estero y solidaridad hacia la víctima. Proponen que sujetos con esos antecedentes sean excluidos de representar a la provincia en festivales de todo el país, que son sostenidos con dineros públicos. Fue la única entidad que se pronunció públicamente sobre el episodio.
“Nosotras vimos que desde Santiago se enviaron delegaciones de artistas que tienen este tipo de denuncias, con procesos inclusive, y pedimos a las autoridades que tengan más cuidado. Los artistas que subimos al escenario no sólo hacemos música, sino que tenemos una vida y hay que tener en cuenta todos estos detalles. Agradecemos que se visibilice y que después de muchos años no salga el nombre de la víctima y se esconda el del agresor, lo que suele ocurrir en los medios”, expresó Carolina Haick, referente de la entidad.
“Si ves las redes sociales o los medios de comunicación –explicó la integrante de Mullieris-, ningún artista masculino hizo ninguna declaración sobre este tema que está en investigación, pero la denuncia es clara y nadie salió a decir absolutamente nada. Estamos remil acostumbradas a esto, a que se diga que ‘se quiere ensuciar la figura de tal persona, se la perjudica’, pero no es esa la idea. Tampoco nuestra idea es en contra de esta persona que ha cometido semejante barbaridad, sino en general tomar conciencia de que estas cosas ocurren en nuestro ambiente también. No hubo ningún pronunciamiento de alguna asociación de músicos o de folcloristas que se despeguen, nada. Todo el mundo se calla y estamos acostumbradas al silencio de nuestros colegas, de nuestros compañeros. Pero nosotras no vamos en esa línea y vamos a seguir denunciando mientras ocurran este tipo de barbaridades”.
Haick recordó que no es la primera vez en que sostienen esa postura en soledad: “Casi en el comienzo de la Asociación Música de Mujeres una compañera del ambiente al Duende Garnica y nosotras hicimos un comunicado que no tuvo mucha trascendencia, lamentablemente. Son situaciones que vienen pasando históricamente y no fueron visibilizadas, pero nos toca transitar otro tiempo y volvimos a solidarizarnos con la víctima y poner en el tapete el tema. Que se hable de que este tipo de personas violentas no sean parte de los escenarios de nuestros país, menos en aquellos que se financian con fondos públicos. Lo que buscamos hacer es que tomemos conciencia todos como sociedad de que este tipo de actitudes no pueden ser toleradas”.
Haick indicó que las músicas y trabajadoras del ambiente “vivimos situaciones arriba y detrás del escenario y muchas veces se han naturalizado estos temas, pero llegó el momento en que debemos visibilizarlos y ver cómo nuestra sociedad es más justa, igualitaria”. Al retomar el caso de Acosta, descartó el argumento de que se trate de una cuestión privada de la pareja. “Es un tema del que nos tenemos que ocupar todos como sociedad. No es una cuestión que haya pasado puertas para adentro, sino que lo tenemos que hablar y no puede ser que los y las artistas que somos personas sensibles y empáticas –supuestamente- miremos para otro lado cuando estas cosas ocurren. Las tenemos que visibilizar para que dejen de suceder precisamente”, enfatizó.
EL CUPO QUE NO SE CUMPLE
La Asociación Música de Mujeres también brega desde hace años por otra forma más sutil de violencia, que consiste en el relegamiento de las artistas en festivales y shows, aún a pesar de la reciente aprobación legislativa de un cupo del 30% en la cartelera.
“Hay otra forma de violencia que es la discriminación y exclusión de las mujeres de ciertos espacios –precisó Haick-. Que no tengamos las mismas oportunidades también. En el ámbito artístico las mujeres y las diversidades hemos luchado por una ley de cupo en los escenarios que justo entró en vigencia cuando comenzó la pandemia, pero hay ciertos eventos que organizan sus grillas con perspectiva de género. Otros no y la estamos peleando, en el sentido de conversar con las personas que pueden tomar decisiones sobre este tema reflexionen. Si un festival o une evento tienen 10 artistas, 3 de ellas tienen que ser propuestas de mujeres o mixtas. No es difícil de cumplir el cupo. Ni siquiera es paridad”.
En ese sentido, aseveró que en la provincia tampoco se cumple en casi ningún festival el cupo. “El año pasado en el Festival de la Salamanca se comprometieron públicamente a cumplir el cupo en la grilla, pero cuando llega el momento eran por noche 3 o 4 propuestas femeninas puestas antes del horario de transmisión televisiva. Lo digo porque lo sufrimos en carne propia con Mullieris y otras compañeras tocamos antes que empiece el festival. Hay un destrato total y falta de consideración”.
“No es una cuestión de aplicar la ley, sino que los organizadores tomen conciencia, porque en definitiva los organizan con dinero de todos nosotros. Ahí estamos con esa ley que es muy resistida, excepto el festival de la Chacarera, los demás se resisten a cumplirla y creemos que es un piso que lo vamos a seguir militando para que haya las mismas oportunidades de trabajo en la música. Estamos convencidas que es lo correcto y vamos a seguir adelante las organizaciones de músicas, de mujeres y disidencias que en el país somos alrededor de 32”, finalizó.