Por Eduardo Espeche

Juanita fue una trabajadora sexual que vivió a principios del siglo XX en Santiago del Estero y fue la modelo que sirvió para dar forma a tres memorables esculturas del escultor español Rafael Delgado Castro, entre ellas la del Kakuy.

 

Se trata de una obra escultórica emplazada en el Parque Aguirre y que identifica a Santiago del Estero en todo el mundo, inspirada en la leyenda popular. Pero la historia de esta mujer anónima no es demasiado conocida.

 

Delgado Castro fue un escultor español que se radicó en Santiago del Estero en 1913. “Le gustaba esta comunidad sobre todo por el santiagueño y sus costumbres. Como era un aventurero nato, recorría los rincones de la ciudad buscando lo no común”, contó su nieto Roberto “Tuti” Delgado.

“En las inmediaciones del monumento al general San Martín, erigido en 1911, observó bloques de piedra de regular tamaño que habían traído para construcciones de cimientos y otras obras menores. Le llamaron la atención los de color gris amarillento, procedentes de Siracusa, Italia, y decidió trabajarlas. Con autorización municipal, más la ayuda de vecinos, logró transportarlas a su taller”, recordó, en una publicación.

 

Pero Delgado Castro necesitaba una modelo para que de esas piedras  brotara un desnudo. Esto significaba todo un problema en el contexto de una sociedad cerrada, llena de prejuicios, como era la comunidad urbana santiagueña a principios del Siglo XX.

Roberto «Tuti» Delgado, junto a El Ángel.

“Mi abuelo necesitaba una modelo para hacer una figura y mandar a un salón nacional de arte. Quería hacer un desnudo y lo buscó a Vicente Gigli, el padre de «Nano«, e hizo correr la bola con los cocheros de plaza de que necesitaba una modelo”, relató “Tuti” al autor de este informe, algunos años atrás. La familia Gigli es conocida por registrar las imágenes históricas de Santiago del Estero.

 

Pero la presión conservadora de la sociedad hacía esa faena riesgosa: “Estaba casado y tenía una hija que todavía usaba pañales. La reputación resultaba importante como carta de presentación para conseguir trabajos”, agregó Delgado.

Un cochero apodado «Biñaco«, que tenía su parada en cercanías del Mercado, le dijo que podía conseguir la modelo que buscaba: “La dama, de alrededor de 30 años, se llamaba Juanita, aparentaba excelente salud, aunque no poseía buen porte”.

 

El siguiente problema fue encontrar un lugar discreto, para no alimentar las habladurías. Con la participación del fotógrafo Vicente Gigli, “en la habitación de una casa prestada, con 2 ayudantes iluminadores de fogonazos de magnesio, concretó una serie de 22 fotos. También realizó apuntes en dibujos llenos de garabatos antropométricos y bocetos en plastilina”.

 

“Fueron con don Gigli e hicieron una sesión de fotos de esta mujer, que era una chica de vida licenciosa, humilde. Mi abuelo hizo una figura en el año 1914 para mandar al salón nacional de escultura y sacó un premio en la sección de artistas extranjeros”, destacó su nieto.

EL TEDIO

Con todo este material, comenzó a esculpir en la soledad de su taller. A mediados de 1914, concluyó su primera escultura basada en Juanita y la tituló «Tedio». Su esposa, que estaba embarazada, fue la primera testigo de su obra, que no obstante a Delgado Castro le trajo aparejados reproches maritales por los chismes que ya circulaban, según contó su nieto.

 

Sin dar importancia a los comentarios y para tratar de aquietar las aguas, envió esta escultura a concursar en el VI Salón Nacional, en 1916. Poco después su amigo Alejandro Gancedo, trajo la noticia que «Tedio » había obtenido un premio en la Sección Artistas Extranjeros.

 

A raíz de este lauro, muchas damas quisieron retratarse en escultura, entre ellas, la señorita Ángela Capovilla y la señora Clementina Torres de Prieto.

Cuando el arquitecto Aníbal Oberlander remodelaba la capilla del colegio de Belén, mientras hablaba con mi abuelo y otros constructores, le propuso que hiciera algo en la fuente que está frente al colegio. Hizo una fuente y ahí puso esa figura que se llama Tedio.

 

No obstante, el desnudo artístico no cayó bien a las autoridades religiosas y la escultura fue retirada y pasó muchos años arrumbada en organismos oficiales, hasta que “Tuti” pudo recuperarla y la colocó en el pequeño jardín del pasillo que daba a su taller de calle Independencia.

Rafael Delgado Castro.
Rafael Delgado Castro.

EL ÁNGEL

A comienzos de 1920, la familia Berdaguer, encargó a Delgado Castro el diseño y construcción del panteón familiar en el Cementerio La Piedad. Entonces, el escultor resolvió incorporar en el motivo un ángel femenino acostado y en llanto.

 

De nuevo recurrió al cochero «Biñaco» y se enteró de que Juanita había muerto en una provincia del Litoral a causa de una enfermedad «rara», probablemente venérea.

“Cuando quiso hacer el ángel fue a buscarla a la modelo y ya no estaba: le dijeron que se había ido al Litoral y –según dicen- había muerto. Entonces en homenaje a ella hizo esta figura con las fotos que tenía guardadas”, evocó “Tuti”.

 

“Este es un monumento diseñado por el escultor Rafael Delgado, donde hay una figura que representa a un ángel que venera al difunto”, agregó.

 

Esta obra fue realizada con un bloque de mármol de Carrara, que arrojaban como lastre los barcos en el puerto de Buenos Aires, y que el artista hizo trasladar a Santiago.

EL KAKUY

En 1942, el empresario de espectáculos, Guillermo Renzi, encargó a Rafael Delgado Castro el proyecto de una fuente para ser colocada en el centro del óvalo del Parque Aguirre: así nació «El Kakuy».

 

Esa escultura adornaba los jardines del Parque de Grandes Espectáculos y cuando cerró quedó emplazada en el mismo sitio.

 

Otra vez  Juanita es la inspiradora de las formas escultóricas. Delgado Castro recordó su pequeño cuerpo ayudado con su archivo de fotos y diseñó a la modelo en actitud desesperada, en el instante de su transformación en pájaro.

El Kakuy.

“Tuti” Delgado destacó que Juanita, una ilustre desconocida, sin saberlo trascendió a los tiempos como ninfa, ángel y kakuy: “Posteriormente, usa esas mismas fotos para hacer la figura del Kakuy. Así como fue musa inspiradora para hacer un desnudo que se llamaba Tedio, se transformó en Ángel, en determinado momento, pero también fue Kakuy”.

 

Fuentes: entrevista del autor con Roberto “Tuti” Delgado y suplemento “Santiago Inédito” de El Liberal, 21 de julio de 2003.

Imágenes tomadas de videoinforme emitido en Canal 7 con fotografía y cámaras de Eduardo E. Rapetti Salik y Cristian A. Rossetti, y Santiago Tur.