El testigo que compareció este jueves corroboró su informe sobre el crimen ritual del niño Mario Agustín Salto, como víctima de un sacrificio, que sólo encuentra un antecedente en el país con el llamado caso “Ramoncito”, en la provincia de Corrientes.
Se trata del licenciado en Antropología José Micelli, quien junto a Silvia Ríos, intervinieron en la causa haciendo trabajo de campo en Quimilí y por el hallazgo de manuscritos, en allanamientos que se efectuaron en distintos inmuebles de esa ciudad.
El contenido de esos papeles fue interpretado por ambos y elaboraron un informe, que fue incorporado al plexo probatorio del expediente.
En cuanto a lo que expuso al tribunal y a las partes, Micelli aseveró que se trató de un crimen ritual, en el que participaron varias personas, las que tuvieron diferentes roles en el mismo.
Asimismo, sostuvo que el niño no fue escogido al azar, por lo que tuvo que haber existido una planificación previa para su secuestro y ejecución.
Dado lo extenso de la exposición del mencionado antropólogo y que el informe fue rubricado por él y su colega, es que se desistió de interrogar a Silvia Ríos.
El proceso penal que se lleva adelante contra nueve personas continuará la semana próxima, con la declaración de más testigos y un careo entre Gladys Ramos, madre de la víctima y Débora Domínguez, quien ya testificó en el juicio y aseguró que la primera habría tenido una relación con el acusado Rodolfo Sequeira.