Por Emilio Javier Sialle, analista en Comercio Internacional.

Este viernes 24 de febrero se cumple un año del inicio de la guerra entre Moscú y Kiev. Mientras el Oso del este (Rusia), prepara una fuerte arremetida de bombardeos contra la zona del Donetsk, Volodímir Zelenski afirma que no va a ceder un centímetro más de territorio ucraniano.

 

En una batalla de desgaste, el paso del tiempo nos va dejando las esquirlas de un conflicto que parece no tener un fin inmediato. En la aldea global, los actores externos hacen su movida e intensifican su participación de manera más visible.

 

Hace unos días atrás, Joe Biden visitó Ucrania de manera sorpresiva y en su discurso junto al presidente ucraniano el mandatario estadounidense confirmó una nueva ayuda económica de 500 millones de dólares para Ucrania, y nuevas sanciones para Rusia por la violación de los derechos humanos.

 

Por su parte, China, no piensa dejar solo a su histórico aliado. Armamento y letras de cambio bancarias estarían llegando a fines de febrero a Moscú.

 

En el continente asiático, los ánimos están caldeados entre las dos Coreas y un posible enfrentamiento va tomando forma. Mientras Corea del Norte sigue con su programa de lanzamiento de misiles, Corea del Sur realiza ejercicios militares con EE.UU en paralelo. Las amenazas entre ambos no cesan y generan un clima tenso e inestable.

 

En Europa, un paradigma se avecina y puede generar un antes y después en este conflicto bélico. El desembarco de los tanques Leopard es un hecho a fines de marzo en tierras ucranianas. Olaf Scholz, primer ministro alemán, se pone firme y envía sus tanques insignias para ayudar a Kiev, Países bajos y Dinamarca se alinean a Alemania dando un mensaje al Kremlin: nadie en Europa se va a quedar de brazos cruzados.

 

Vladimir Putin ve este movimiento militar como una amenaza directa, y advierte que habrá una represalia fulminante si esto se lleva a cabo.

 

El tablero mundial se vuelve a mover y a un año de batalla, un enigma silencioso envuelve al mundo, en un futuro cada vez más incierto.