Cuando la herida de la Guerra de Malvinas todavía era reciente y el dolor era insoportable, cuatro décadas atrás un grupo de familiares de combatientes caídos en el conflicto y enterrados en el archipiélago del Atlántico Sur intentó viajar a las Islas para visitar las tumbas de los héroes y comprobar que efectivamente habían muerto en combate.

Sin embargo, el anhelado encuentro no se pudo concretar y tuvo que pasar casi una década para que recién en 1991 esos familiares lograran pisar el suelo malvinense que habían recuperado y defendido sus hijos y hermanos.

La historia de aquel infructuoso viaje ocurrido el 30 de abril de 1983 quedó en el olvido para la gran mayoría de los argentinos, pero grabado en la memoria de los familiares, que tendrían a lo largo de los años siguientes gran cantidad de escollos y contratiempos.

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El buque «Lago Lacar».

La embarcación era puesta a disposición por el Gobierno militar, en ese entonces encabezado por el presidente de facto Reynaldo Bignone: la tripulación estaría conformada por voluntarios del «Río Carcarañá», barco gemelo al «Lago Lacar» y que fue hundido durante la Guerra de Malvinas.

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