La panelista e influencer liberal Delfina Wagner, a quien los abogados de la vicepresidenta Cristina Kirchner pidieron que se la investigue por sus posibles nexos con los detenidos por el intento de magnicidio Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, se consideró a sí misma una «perseguida política».
El sábado, los letrados José Manuel Ubeira y Marcos Aldazábal, quienes representan legalmente a la líder del kirchnerismo, presentaron un escrito en el que vincularon a «la activista de ultraderecha» con la agrupación antikirchnerista Revolución Federal y pidieron que se le incaute el teléfono celular para examinar las presuntas conexiones políticas.
En la misma nota, los abogados señalaron que la panelista liberal estaría viviendo en el domicilio de Ximena de Tezanos Pinto, la vecina de Cristina Kirchner, desde cuyo departamento se habrían realizado tareas de inteligencia antes de cometer el fallido atentado.
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Y siguió: «Ser una perseguida política con 20 años solo por mi forma de pensar, y sin haber cometido ningún delito de por medio, me remite a lo más oscuro de la historia argentina. Quieren que tengamos miedo de salir a protestar, que tengamos miedo de correr la suerte de Nisman. Que antes de abrir la boca contra su gobierno lo pensemos dos veces».
Wagner se definió a sí misma como una «ciudadana comprometida con la República» opinó que los resultados de las PASO reflejan una Argentina «llena de esperanzas, en la que criticar a un gobierno no sea motivo de persecución política».