El homenaje a las víctimas del terrorismo fue obviamente una iniciativa de Victoria Villarruel, que desde hace mucho tiempo, diría que desde siempre, levanta esta bandera.
Bandera trémula de llanto y desesperación, bandera de paz, de amor y de perdón.
Yo solo tuve el honor de acompañarla en este gesto maravilloso. Gesto humano, sensible y patriótico. Un gesto absolutamente revolucionario.
Víctimas en su totalidad inocentes que decididamente merecen ser homenajeadas… como todas las víctimas.
Víctimas que merecen ser honradas y lloradas por sus seres queridos y sus amigos, sin esconder sus lágrimas y sin disimular su dolor.
Víctimas de un terrorismo criminal, víctimas que en muchos casos eran niños o niñas, víctimas de un odio sin comienzo y sin final.